Argentina – Brasil – Paraguay – Uruguay: Acuífero Guaraní en riesgo

DE ESA AGUA HAS DE BEBER. ACUÍFERO GUARANÍ, FUENTE DE VIDA Y DINERO

Los ’60 fueron los primeros años de concientización. Hoy lo hace hasta un ex vicepresidente norteamericano. El agua ya casi se ha convertido en el elemento natural más preciado por el mercado internacional. Misiones cuenta con un potencial acuífero fabuloso y necesita de legislaciones que lo protejan. Mentiras y verdades sobre el “aquadolar”. Desde la concepción judeo-cristiana y occidental, el agua es poco menos que la razón existencial de las especies vivas: hace más dos mil quinientos años, el filósofo griego Tales de Mileto afirmaba que el agua es el principio de todo lo que existe. Sin duda, el agua constituye el vehículo que determina directamente la supervivencia de la totalidad de las especies de la Tierra.

Según estimaciones, el requerimiento de agua en el mundo se duplica cada veinte años y son muchas las variables que hacen dudar si bastará para saciar la sed de las muchedumbres. La Organización de Naciones Unidas (ONU) advierte que para el 2025 la demanda de agua potable será 56% más que el suministro existente, es decir, que tres mil quinientas millones de personas padecerán la escasez. Y es que solamente el 2,5% del agua existente es consumible, el resto es sólo potabilizable mediante onerosos procesos de purificación. A esto se agrega el hecho de que el 85% del agua es acaparado únicamente por el 12% de la población total.

Dentro de este panorama, América contiene el 47% de las reservas de agua potable del mundo, contando solamente con el 12% de la población global. Se especula, además, que mil doscientas millones de personas beben diariamente líquidos no potables y, de acuerdo con informes del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, dentro de veinte años cuatrocientos sesenta millones de personas vivirán en países con carencia hídrica.

Desde que los organismos internacionales determinaron que el agua dejaría de ser un derecho humano para ser simplemente una mercancía regida bajo la égida de la Organización Mundial de Comercio (OMC), oscuros borbollones color “dólar” emergen desde lo profundo. Un estudio realizado por la UNESCO demuestra las inequidades en relación al agua: un niño que nace en el mundo “desarrollado” consume, en promedio, un 40% más de agua que otro nacido en algún país del “subdesarrollo”. Es probable que, en no mucho tiempo más, el mayor indicador en las finanzas globales sea un valor relacionado al líquido vital: “el aquadolar”, dicen los que saben.

Curiosa manera de etiquetar su envase: uno de los elementos más arcaicos que haya aparecido acabadamente en el proceso de formación del planeta, es hoy –a casi cuatro billones de años desde su advenimiento- el elemento que podría ser manipulado como coartada para las futuras (pero aparentemente cercanas) guerras humanas. De hecho, la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA) predice que, para el 2015, el acceso al agua potable será una de las mayores causas de conflicto internacional.

EN EL OJO DE LA TORMENTA

Dentro de este marco de suposiciones, Misiones aparece –inusitadamente- como un virtual centro de poder en el escenario internacional: bajo sus pies se deposita la tercera reserva subterránea de agua dulce del mundo; incluso, según las últimas evaluaciones, podría ser el mayor curso de agua bajo tierra. El Acuífero Guaraní, tesoro que esconde la roja tierra de estos confines, es un componente estratégico de suma importancia para los Estados que lo poseen (y para los que no tienen esa suerte, también): con una dotación diaria de trescientos litros por habitante, el gigante de las profundidades podría abastecer a unas setecientas veinte millones de personas, teniendo en cuenta su increíble superficie de 1.194.000 km2 aproximadamente (más que España, Francia y Portugal juntas). El 70% de esas reservas le corresponde a Brasil, el 19% a la Argentina, el 6% a Paraguay y el 5% restante a Uruguay. Ciertamente, se desconoce su alcance total, al punto que se ignora cuál es el extremo occidental de la reserva en Paraguay y la Argentina.

Por lo demás, el Acuífero Guaraní ya significa un problema para los que lo tienen. La mayoría de los países sudamericanos no cuenta con leyes que protejan sus aguas, un dato que fue tenido en cuenta por los inversores supranacionales. Grandes corporaciones comerciales pretenden establecer un régimen mundial de privatización del agua mediante el consentimiento de la OMC: por intermedio de un “Acuerdo General sobre el Comercio en Servicios” se obligaría a todos los países miembros de la OMC a abrir a la privatización sus sectores de servicios, que van desde el agua hasta la salud y la educación.

Pero el mayor problema pasa por otra tangente: desde mediados de 2003, el Banco Mundial (BM) financia el “Proyecto de Protección Ambiental y Desarrollo Sustentable del Acuífero Guaraní”, una investigación que está logrando el relevamiento más grande hasta el momento de mapas hídricos y genéticos de la región, cuyos resultados no son entregados a los países que cobijan al acuífero. Organismos alemanes, holandeses y programas de la ONU participan del proyecto, que además cuenta con el apoyo de la Organización de Estados Americanos y la Agencia Internacional de Energía Atómica. Las investigaciones que se realizan, con escasa participación de profesionales latinos, tienen como propósito “proteger el acuífero, asegurando su uso racional”, pero organizaciones progresistas al sur del Río Bravo temen que las verdaderas motivaciones sean otras.

Es sabido que en Europa sólo cinco ríos no están contaminados, y que el 80% de los ríos y los lagos de EE.UU. están deteriorados. En el documento Santa Fe IV del año 2000 -preparado por un influyente grupo del Partido Republicano estadounidense- se trazan los más importantes elementos geo-estratégicos para la “seguridad nacional de EE.UU.” en el siglo XXI. El escrito recomienda que EE.UU. debe asegurarse “que los recursos naturales del hemisferio estén disponibles para responder a nuestras prioridades nacionales”. En febrero de 2004, el diario inglés The Guardian publicó un informe secreto del consejero del Pentágono, Andrew Marshall, quien advertía al presidente George Bush que, a corto plazo, EE.UU. “debía prepararse para estar en condiciones de apropiarse del recurso, donde esté y cuando sea necesario”.

SELLOS DE AGUA

En concordancia con lo expresado por el economista mexicano Delgado Ramos, existen tres formas de privatizar el agua. En primer lugar, haciendo “una venta total de los sistemas de distribución, tratamiento y/o almacenamiento por parte del Estado nacional”. Una segunda forma de desestatificación sería “hacer concesiones a multinacionales para que se hagan cargo del servicio”, quienes llevarían todas las ganancias a sus casas matrices. En último término, también se desnacionaliza el recurso cuando “el Estado nacional contrata a una multinacional para que administre el servicio de agua a cambio de un pago por costos administrativos”. Y aunque las tres formas se han aplicado en diversas partes del mundo, la más popular ha sido la segunda.

Sin ley, no hay defensa posible. Para Delgado Ramos, el BM intenta “moldear las legislaciones nacionales de los países sudamericanos” para que faciliten programas de inversión privada sobre un recurso por demás estratégico. No se trata de no aprovechar el agua cuando sea necesario hacerlo. Como lo expresara el secretario de Ambiente de la Nación, Atilio Savino, “una cosa es hablar sobre las inversiones privadas para generar la posibilidad de que el agua llegue a las comunidades, y otra es utilizar el agua como mercancía”. La cita se extrae de su discurso en el IV Foro del Agua, donde además enfatizó en que el Gobierno K no está “en contra de la inversión privada”, siempre que sea “clara la regulación del Estado”.

Respecto a otras provincias, Misiones ya cuenta con una reglamentación sobre el “uso, protección, desarrollo sustentable y aprovechamiento del Sistema Acuífero Guaraní y Aguas Subterráneas”. La Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Medio Ambiente de la Cámara de Representantes de la Provincia aprobó, en septiembre pasado, una ley en la cual se ratifica “la plena jurisdicción y el dominio de Misiones sobre las aguas subterráneas en todo su ámbito territorial, en especial, las que conforman el Sistema Acuífero Guaraní, atendiendo a su carácter de recurso hídrico perteneciente al ‘dominio público’ y ‘originario’ de la provincia”.

Conforme a la norma, el Ministerio de Ecología, Recursos Naturales Renovables y Turismo debería “coordinar y promover políticas de gestión estratégica y sustentable que aseguren la viabilidad ambiental en la utilización y aprovechamiento de las aguas subterráneas”, además de “promover la investigación de la hidrografía subterránea” que permita “evaluar los niveles de contaminación y definir directrices” para su protección. Asimismo, es esta cartera la que debe autorizar y someter a “estudios y evaluación de impacto ambiental” cualquier iniciativa destinada a la utilización de las aguas subterráneas.

Por otra parte, también existe la intención de crear una Comisión Bicameral (conformada por diputados y senadores de Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Chaco y Santa Fe) que, junto al Consejo Hídrico del Litoral, tendrá como función el seguimiento y contralor de los estudios, programas, proyectos y gestiones que tengan por objeto al Acuífero Guaraní, elaborando un informe anual sobre las tareas realizadas para ser presentado ante ambas Cámaras.

Las normas que regulen el tratamiento y uso del acuífero en las provincias que disponen de él son de vital importancia, especialmente en Misiones, donde las aguas “tienen la característica de ser, en general, de muy buena calidad y surgentes, es decir, que no es necesario bombearlas ya que suben solas”, como lo explica la directora del Instituto Misionero del Agua y Saneamiento (IMAS), Anahí Poggiesse.

A pesar de lo redituable que podría significar para los capitalistas misioneros, tanto el empresariado local como el Estado provincial aún no han comenzado a explotar el agua, como sí se lo usufructúa en otros sitios de la región. Al decir de la directora del IMAS, “estas reservas están siendo utilizadas en gran medida por Brasil (abastece entre trescientas y quinientas ciudades) y, en menor medida, por Uruguay (con más de ciento treinta pozos de abastecimiento público), Paraguay (con unos doscientos pozos destinados principalmente al uso humano) y otras zonas de nuestro país, como la provincia de Entre Ríos”.

Sin embargo, en enero de este año, la sequía que afectó a toda Misiones impulsó a varios municipios a iniciar procesos de explotación del acuífero. En el Alto Paraná, por ejemplo, la Cooperativa Eléctrica de Montecarlo tiene previsto, en un futuro cercano, realizar una perforación hacia el gigante subterráneo. Del mismo modo, el titular del la Cooperativa Eléctrica de Eldorado, Carlos Echenique, confirmó que la empresa y el municipio analizaban la posibilidad de hacer perforaciones en el acuífero para brindar agua potable a la comunidad, un proyecto que del que Oberá fue pionero: desde febrero funciona el acueducto del Acuífero Guaraní, una obra financiada por el Estado provincial que le aportó alrededor de ciento cincuenta mil litros de agua por hora al sistema de abastecimiento de la Capital del Monte. Igualmente, el propio Carlos Rovira había destacado en su discurso de apertura del Parlamento 2006 la construcción de un “Sistema de Agua Potable con dos perforaciones al Acuífero Guaraní” para abastecer alrededor de nueve mil viviendas en la franja sur de Posadas.

INFORMACIÓN EN DISPUTA

Otro de los puntos claves de quienes argumentan la penetración de los potencias del norte en la zona del acuífero, es la falta de información que se tiene al respecto en los centros educativos de los países mercosureños. En Misiones, el primer paso para concretar una correcta distribución de datos sobre el tema lo habían dado los estudiantes del Parlamento Juvenil 2005. En aquella oportunidad, Verónica Papa y Ricardo Paniagua –en representación de la Escuela “Félix de Azara”, de Posadas-, habían sugerido que “el Sistema Acuífero Guaraní deberá ser (en adelante) un tema de estudio en el área de Ciencias Sociales de la EGB y en los espacios o módulos correspondientes a cada modalidad de Polimodal”, lo que se convirtió en un antecedente para el acceso de las mayorías a los verdaderos secretos de nuestra tierra. Dentro de la resolución también se expresa que “el Consejo General de Educación deberá arbitrar los medios para hacer llegar a cada escuela de la provincia el material bibliográfico a los docentes, de manera tal que el tema tenga el mismo tratamiento en todas las escuelas”.

Fue en la ciudad uruguaya de Paysandú, en 1994, donde profesores de las universidades de Buenos Aires, de Asunción, de Paraná (Brasil) y de La República (Uruguay) dieron nota, por primera vez, sobre la importancia del acuífero. Allí firmaron un acta a través de la cual informaron a sus respectivos gobiernos que el Guaraní “es un recurso clave para la provisión de agua”, y requirieron fondos para realizar un profundo estudio, dinero que no obtuvieron hasta el año 2000. “Como por arte de magia, apareció el BM, ofreció un subsidio, organizó una serie de reuniones y recabó todos los datos posibles, pero con la promesa de que las universidades iban a tener participación en un proyecto futuro”, cuenta el doctor en geología Miguel Auge, docente en la UBA e investigador del Conicet. Inmediatamente después, se invitó para realizar los trabajos a consultoras de Italia, Francia, Canadá, EE.UU., Rusia, Israel, Dinamarca, Noruega y España, entre otros países.

Según se cree desde los organismos civiles en defensa del medio ambiente, la instalación de bases norteamericanas en la pequeña localidad de Mariscal Estigarribia, en el Chaco paraguayo, sería un principio de control sobre el “Acuífero Gigante del Mercosur” y sobre la zona de la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay. Desde julio del año pasado, unos cuatrocientos soldados del “Comando Sur de las Fuerzas Armadas” estadounidenses se instalaron en el vecino país para realizar maniobras conjuntas con militares locales. Asimismo, de acuerdo con fuentes no oficiales, el presidente estadounidense, George Bush, habría adquirido cerca de cuarenta mil hectáreas de tierras en la zona de Fuerte Olimpo, en el departamento del Alto Paraguay, una zona relativamente cercana al Pantanal brasileño, la franja de biodiversidad más importante del mundo. El asunto viene a cuento por la suposición de que EE.UU. estaría interesado en llevar agua a los depósitos norteamericanos.

En realidad, ningún funcionario paraguayo confirmó la información. No obstante, crecen las suspicacias a raíz de la reciente visita al país guaraní de la hija del primer mandatario norteamericano, Jenna Bush, quien recorrió el mencionado campo. A todo esto, el embajador saliente de EE.UU. en Asunción, John F. Keane, desmintió la versión diciendo que “es una tontería afirmar que Estados Unidos esté interesado en llevar agua del Acuífero Guaraní; es irreal, no tendría viabilidad comercial”. Por el contrario, la directora del ya célebre documental “Sed, invasión gota a gota”, Mausi Martínez, afirma que la “visita de militares yanquis en la región no es casual, vienen a manejar geopolíticamente el espacio del agua”.

Lo cierto es que en la “Nación del Acuífero” viven aproximadamente quince millones de personas, poblaciones que desarrollan sus actividades cotidianas casi sin conocimiento que, debajo de tanto pino y yerba mate, habita el “nuevo oro del siglo”, esta vez en formato incoloro, inodoro e insípido. Los peligros de contaminación son muchísimos, y más se agrava la situación cuanto más amplia es la ignorancia al respecto. Informes del IMAS y el Servicio Geológico y Minero Argentino, aseveran que San Ignacio es “una zona de peligro de contaminación para el Acuífero pues constituye un área de recarga”. El proyecto de “Código de Aguas” es, según la máxima autoridad del IMAS, “de suma importancia para la provincia porque tiende a reafirmar la soberanía el Estado provincial sobre las cuencas acuíferas”, sin embargo casi nadie conoce de qué se trata. La sobreexplotación forestal y el uso de agrotóxicos están terminando de matar las aguas en los países desarrollados y, honestamente, nadie quiere idéntico futuro para esta parte del mundo.

Lo de “las guerras por el agua” no forma parte de la antología de “Cuentos de la Selva”. El Líbano ya sufrió una operación militar cuando Israel se metió en sus yacimientos de agua dulce. El respeto al medio ambiente, muy a pesar de las grandes empresas multinacionales, se constituye en la mayor urgencia de nuestros días. Como bien lo resumió el periodista Marcelo Cantelmi, “no se trata sólo de estar alertas, sino también de preservar los recursos, evitar su contaminación y actuar con la rara seriedad de países que se preocupan por su destino”.

Agusto Barrios Hermosa

Fuente:  http://oberaonline.com.ar/portal/content/view/6160/1/

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